LOS EX POLICIAS DECLARARON COMO TESTIGOS                  

27/11/2015

Con la lectura de la declaración indagatoria de Anzorreguy, terminó la etapa de indagatorias en la que los acusados tuvieron la oportunidad de ampliar sus defensas.

Desde entonces el Tribunal Oral (TOF) comenzó formalmente la etapa de los testimonios. Se propone escuchar a cerca de 140 testigos que pueden ayudar a sostener o rechazar las acusaciones.

Absueltos en el juicio anterior (AMIA I), los ex miembros de la Policía Bonaerense Ribelli, Leal y Bareiro fueron los primeros testigos convocados para dar detalles de su propia experiencia con los ahora acusados Galeano, los ex fiscales Mullen y Barbaccia, con Beraja y con la SIDE.

Para ello el TOF rechazó los argumentos en contrario de los defensores que se opusieron a que fueran testigos, argumentando contra su doble condición de acusadores en este juicio pero aún imputados en varias otras causas conexas a ésta. Se trata de causas relativas a distintos delitos cometidos hace más de 20 años mientras integraban la Policía Bonaerense.

El testimonio del ex comisario Ribelli fue el más consistente, llegando a extenderse hasta una segunda jornada para dar respuestas a las preguntas de todas los querellantes y defensores. Su declaración fue la más esperada y la más valorada por la Fiscalía y el Ministerio de Justicia que lo consideran como el principal sostén de este juicio.

Ribelli es también el representante y apoderado de los otros ex policías querellantes que, aun por motivos diferentes, también lo respetan. Es que Ribelli alcanzó dentro de la Bonaerense una mayor jerarquía institucional y sus ex colegas lo valoran -además- no sólo por las diferencias que muestra su formación, sino porque ya en prisión colaboró con ellos facilitándoles hasta las fotocopias del expediente para que sus abogados pudieran trabajar en las defensas.



COINCIDENCIAS

A lo largo de sus declaraciones, los tres testigos fueron coincidentes en acusar:

1º) Al gobierno y a la SIDE.

En este punto, fue Ribelli quien expresó claramente que a poco de conocer las acusaciones y las “pruebas” en su contra, tuvo la certeza del armado de la causa y la conspiración de los más altos cargos del Poder Ejecutivo, adulterando documentos, suprimiéndolos o preparando pruebas y testigos.
“Quien no percibía dinero del SIDE?”, se preguntó. “Era el baúl más grande para sacar dinero del Estado…”.
Asimismo, reveló que estando preso en la cárcel de Caseros fue visitado por un tal “Julio” quien sería un enviado de la SIDE. Le habrían ofrecido un millón de dólares para avanzar en la “investigación” y cambiar la carátula de la causa para facilitar su libertad, a cambio de acusar a “fundamentalistas”. Se repetía así el esquema de pagos que funcionó con Telleldín.

Sin embargo se mostró ajeno a las negociaciones que su ex abogado, Cúneo Libarona, mantenía con el gobierno y la SIDE para obtener su libertad. Cúneo buscaba un “cambio de figuritas” liberando al detenido Ribelli para canjearlo por otro policía de apellido “islámico” llamado Alí, manteniendo la acusación original de Galeano contra los policías y los supuestos fundamentalistas.

Mario Bareiro, el hombre de la Brigada de Vicente López que convenció a Telleldín de volver a Buenos Aires y presentarse ante las autoridades, reconoció haber trabajado para la SIDE junto a Diego Bareda y reportar a Stiuso las novedades en relación a Telleldín y su familia, antes de terminar imputados ellos mismos en la causa AMIA.

A su turno, Anastasio Leal también acusó al gobierno, al Congreso y a la SIDE. El hombre que pasó varios años en la cárcel aún lamenta que Telleldín se le haya escapado cuando lo persiguió el 14 de julio de 1994, dijo que la desesperación lo llevó a mandar cartas al Centro Wiesenthal, a la Comisión Bicameral del Congreso, a Menem, a Cruchaga, etc. advirtiendo que estaban cometiendo una ilegalidad, que ellos no estaban vinculados con el atentado. “Para ellos yo estaba loco. Quién me iba a escuchar?”, concluyó.
Narró las penurias por las que pasaron él, sus familiares y hasta los vecinos obligados a prestar declaración ante Galeano para dar cuenta de sus vínculos con el ex detenido.


2º) Acusaron a Galeano y los ex fiscales.

Bareiro explicó cómo por firmar la declaración que le exigían Galeano y su equipo, recibió el beneficio de estar detenido en la sede de la Policía Federal y no en una cárcel común. Denunció que su abogado renunció a defenderlo tras una conversación con Galeano, cuando éste le habría advertido que “en cualquier momento un testigo puede haber visto la camioneta estacionada en la puerta de su estudio”.

También relató las coacciones que recibió Huici, otro de los policías detenidos junto a él. Acusó al Dr. Dominguez, actual presidente del Tribunal de Casación de la Provincia de Buenos Aires, de amenazas y de pedírle una declaración contra Ribelli para mejorar su situación procesal.

Por su parte, Ribelli explicó que incluso en escuchas telefónicas obtenidas por la SIDE se mostraba que los empleados del juez reconocían el pago a Telleldín de los cuatrocientos mil dólares para imputar falsamente a los policías de haberse llevado la camioneta usada para cargar la bomba.


3º) Acusaron a Beraja y la dirección de DAIA/AMIA

Ribelli dio a conocer que su ex abogado se había reunido con Beraja para hacerle saber que el policía no estaba implicado en el atentado. Y aseguró que Cúneo Libarona le comentó tras reunirse con Beraja que él sabía que “Ribelli no tenía que ver pero por lo menos que nos de algo”.

Afirmó que Beraja presionó para que no se conociera el video de las negociaciones entre Galeano y Telleldín donde se acordó el pago por su declaración. Y explicó que, según los registros documentados de las llamadas a los teléfonos intervenidos, el mismo día del pago a Telleldín el ex dirigente de DAIA y hombre de confianza de Beraja, el Dr. Rogelio Cichowolsky, se había comunicado con Stinfale. Otros llamados correspondían a Mullen y Barbaccia. Todos estaban al tanto del pago realizado por la SIDE.

“Ahí fue que yo empecé a pensar y después dije que no iba a descansar hasta que haya justicia”, dijo Ribelli. Pareció una respuesta para Beraja, quien al ampliar su indagatoria había afirmado que el ex policía estaba dominado por un sentimiento de venganza.

Después de estos primeros testigos, llegó el turno de escuchar el testimonio de Burstein, Degtiar y Furman, integrantes del grupo de familiares 18 J.