En este espacio le damos la bienvenida a nuestros lectores que quieran aportar sus opiniones y reflexiones vinculadas al tema que nos ocupa: el esclarecimiento de la masacre de la AMIA y el juicio y castigo para todos los culpables. 

Se publican notas de actualidad que contribuyan a la reflexión del estado de la causa AMIA y de nuestra propuesta para crear una Comisión Investigadora Independiente y abrir los archivos secretos en poder del Estado.

En esta entrega presentamos el aporte de Laura Ginsberg.


                                             


Al cumplirse 28 años del ataque a la AMIA, publicamos una nota de opinión en
el diario Clarín en la cual afirmamos que el gobierno nacional no podía mostrar
noticias de último momento o alentar esperanzas en la búsqueda de Justicia
como lo hacía en el pasado. Y no nos equivocamos.
Sin embargo, nunca hubiésemos imaginado que esta vez las noticias vendrían
de un servicio de inteligencia de un país extranjero, más precisamente, del
Mossad. Pocos días después del aniversario, el New York Times dio a conocer
un informe de la inteligencia israelí relativo a las dos bombas que habían
explotado en Buenos Aires, a través de la pluma de Ronen Bergman. El
periodista hizo propios los argumentos del informe israelí en cuanto a
desincriminar a Irán en la comisión del atentado y a la ausencia de conexión
local, y ofició de “traductor” al aclarar que "Cuando el Mossad dice que no hubo
conexión local se refiere a la participación directa de funcionarios del gobierno
o de ciudadanos argentinos en los dos atentados”.(1)
Ronen Bergman borró de un plumazo la acusación contra Irán propalada sin
pruebas durante muchos años por el Estado argentino al que, a su vez, exculpó
al negar la existencia de una conexión local.
En 1998, escribió lo contrario en una nota publicada en el diario israelí
Ha’aretz, nota que la Fiscalía AMIA, y antes aún la SIDE, conocen y ocultan.
A partir de una entrevista a un ex agente del MI5 y de la CIA que investigó el
atentado a la AMIA, el periodista/mossadí reveló que en nuestro país hubiera
sido imposible realizar los ataques sin un soporte local “no islámico” del Ejército
y la Policía argentina, que, en el caso de la Embajada de Israel, contó con el
apoyo de neonazis vinculados a las fuerzas “del orden” en Buenos Aires. Ahora
Bergman opina contra sí mismo.
Ronen Bergman, con un curriculum mucho más cercano a la inteligencia israelí
que al periodismo independiente, hizo propias las afirmaciones del ex espía al
igual que con el reciente informe del Mossad.
Desde entonces, y por más de dos décadas, Israel aportó a la construcción del
relato oficial del Estado argentino con el doble objetivo de exculparlo como
criminal y encubridor en aras de su hipótesis de la responsabilidad del
terrorismo fundamentalista iraní (ahora de Hezbollah), y de ocupar un lugar en
las negociaciones de las grandes potencias, en las que Argentina participó
sirviendo la mesa y nosotros los muertos.
Bergman empieza su artículo de 1998 haciendo referencia crítica el método del
ex juez Galeano de hacer detenciones con la finalidad de mostrarle a Estados
Unidos e Israel que “Argentina está haciendo algo”, cuando lo que quiere es
“cerrar la causa”. Es lo mismo que ahora Israel quiere hacer con el informe del
Mossad que dice haber terminado a fines de 2021.
La nueva pretensión israelí tuvo su correlato local. Para ese entonces, la
fiscalía había decidido sobreseer y desvincular a los Kanoore Edul, Monjo y
Haddad, dando por terminada cualquier pesquisa sobre la conexión local.
Pudimos evitar las consecuencias de esta “coincidencia” temporal entre la
voluntad de la Unidad Fiscal y las conclusiones del Estado de Israel, con el
argumento de que los fiscales no leían ni consideraban las pruebas (los
archivos secretos) y daban así por terminada cualquier conexión local.
Poco antes de renunciar a la subrogancia del juzgado, la jueza Capuchetti nos
dio la razón y ordenó la digitalización de todos los documentos, dejando en el
limbo la resolución de los sobreseimientos. Hasta hoy los documentos siguen
sin digitalizarse.
A pesar del freno temporal que logramos imponer al intento fiscal, la
connivencia entre la Unidad fiscal y el Mossad sigue existiendo, con el objeto
de dar un cierre definitivo a las “investigaciones”.
Israel sigue construyendo versiones que desincriminan al Estado argentino,
secundarizan la responsabilidad iraní que armaron conjuntamente con los
fiscales durante estos años, mientras se niega a abrir sus propios archivos de
inteligencia. Su intervención facilita un cierre de facto del proceso judicial.
Frente a la avanzada del gobierno israelí, el gobierno argentino no abrió la
boca. Es una hoja al viento, como en cualquier ámbito de la vida nacional,
agradecido por los servicios prestados por Israel a pesar de haber sido
protagonista de otro papelón internacional.
Israel salió al rescate del Estado argentino una vez más, exculpándolo de su
responsabilidad en la masacre de la AMIA. Se trata entonces de una operación
de la inteligencia israelí porque los atentados no esclarecidos, atribuidos
alternativamente a Irán y/o Hezbollah como si fueran lo mismo, son un
obstáculo permanente para mover las piezas en el escenario político global.
No hay patrón de medida que pueda mensurar el fracaso de los tres poderes
del Estado nacional para esclarecer el atentado a la AMIA debido a un esfuerzo
permanente por ocultar su propia responsabilidad criminal y encubridora en el
ataque.
Para conocer la verdad es indispensable acceder a los archivos desclasificados
del Estado y ponerlos en manos de una Comisión Investigadora constituida por
personalidades representativas de los Derechos Humanos y de las
organizaciones políticas, sociales y académicas, y establecer la
responsabilidad del Estado argentino en este verdadero crimen político.

(1) https://www.perfil.com/noticias/actualidad/hablo-el-periodista-que-revelo-el-informe-de-el-mossad- sobre-los-atentados-a-la-embajada-de-israel-y-la-amia.phtml