El reconocido periodista Alejandro Bercovich (“Berco”) que conduce el programa “Pasaron Cosas” en las tardes de “Radio con Vos”, eligió palabras “prestadas” por nuestros compañeros de APEMIA, para hacer su comentario editorial y compartir como propias las ideas y reflexiones que le provocamos con el artículo de opinión publicado por Clarín el domingo 17 de julio.
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Dijo Berco en su editorial:
Hoy se cumplen 28 años del Atentado a la AMIA y la verdad yo como judío, como argentino, como ciudadano que ha seguido esto desde el primer año, porque me acuerdo de la marcha de los paraguas, me acuerdo de haber ido ahí con mis viejos todavía conmocionados… me acuerdo de la columna de humo ese 18 de julio del 94 cuando la vi, cuando acababa de explotar, no tengo más palabras para lo que ha pasado con esa investigación.
Cuando uno se queda sin palabras, a veces, tiene que recurrir a la lucidez ajena y la lucidez, esta vez me la prestan Laura Ginsberg y Pablo Gitter, que son integrantes de la Asociación por el Esclarecimiento de la Masacre Impune de la AMIA.
A Laura la hemos entrevistado muchas veces cerca de esta fecha, en este lugar; y también hemos entrevistado a otros, a los que fueron a la calle Pasteur, a los que han rosqueado con gobiernos, distintos intentos de acceder a “justicia”, a los que se han acercado más, a los que se han acercado menos, a los que se han hecho macristas, a los que se han hecho kirchneristas y la verdad, cuando la veo a Laura, cuando veo su entereza (Laura perdió a su marido en ese lugar), cuando veo a sus hijos, también, cuando veo a la gente que se reinventó después de haber perdido un familiar, un padre, un hijo, una hija, ahí en ese terrible atentado que sufrió toda la sociedad argentina, pero que fue contra una mutual judía, la verdad que solamente me sale “respetarlos”.
Por eso a 28 años de ese atentado, voy a leer unos parrafitos de lo que ellos sacaron, de lo que ellos publicaron a raíz de este aniversario:
“Después de años de fabricar acusaciones y pruebas para vender la historia oficial de un esclarecimiento, oficialistas y opositores borran cualquier grieta que pueda separarlos y siguen ocultando la responsabilidad del Estado Nacional y de sus estructuras en este crimen de estado que nos recuerda las peores prácticas terroristas de la dictadura.
El Poder Ejecutivo negó tener archivos secretos hasta 2015. Después “desclasificó” un fondo documental muy importante que no termina de entregar y que tampoco incluye los archivos más sensibles. Estos siguen cerrados con 7 llaves.
Resulta evidente -dicen Laura y Pablo- que al Poder Ejecutivo no le interesa terminar con los “sótanos de la democracia” como prometió. La fiscalía ya no sabe cómo hacer para que estas pruebas encajen en su raquítica acusación contra terceros países. Llegaron a afirmar que la conexión local de responsables sería la de algún familiar de los acusados que vivía en el país y no de las estructuras del Estado nacional. Si los documentos oficiales desmienten y no se ajustan a sus viejas teorías, los descartan. Esconden los papeles, dificultan su entrega y análisis.
Bajo responsabilidad del Procurador y su Secretaría contra el Terrorismo, la Fiscalía se está vaciando de objeto y de personal para transformarse –escuchen esto- en un Observatorio de los movimientos migratorios de los iraníes, al servicio de la Mossad y del FBI.
Hasta los jueces reconocen que el proceso judicial está en crisis. Las pocas novedades que hay, vienen de nuestro aporte”, dicen los familiares, los miembros de APEMIA.
“Meses atrás evitamos que el Fiscal sobreseyera a los integrantes de la “conexión local”. Una provocación armada con el visto bueno de AMIA y DAIA -que hasta hoy los apoyan- y que la entonces jueza Capuchetti paró, ordenando que antes de sobreseer a nadie entregaran las pruebas. Pero pocos días después renunció... o sea que su pedido cayó en saco roto.”
Lo que dicen los familiares, lo que dice Laura Ginsberg en este caso, lo que dice APEMIA es que “La verdad histórica y el relato oficial son antagónicos. Dicen que: “Los documentos del Estado desmienten su propia acusación, la muestran sin sentido y hasta la menosprecian. La negativa Fiscal a reconocerlo y encarar una investigación objetiva es terminal”.
¿Y qué dicen? Dicen que: “El proceso judicial está agotado”.
Sea por el secreto que impone el Ejecutivo a la documentación o porque los fiscales prefieren ignorarla, el Estado resguarda a sus propios servicios de Inteligencia y no investiga su participación en el crimen.
El Presidente elige respaldarse en las cloacas de los “sótanos”. Nada puede ser más perturbador.
Interesados en un futuro con Memoria, Verdad y Justicia, impulsamos una investigación independiente, junto a figuras representativas de los derechos humanos, académicos y organizaciones sociales y políticas.
Después de un esfuerzo implacable del Estado para no esclarecer su responsabilidad en el ataque a su propia población, este aniversario interpela nuestro presente y también interpela la crisis.”
Esto, repito, es lo que dicen los familiares de las víctimas fallecidas en la AMIA.
Aquel atentado en 1994, que asesinó a 85 personas que hirió a 300 personas y que más allá de que sea o no el peor atentado terrorista que haya sufrido la Argentina en sus historia, algunos dicen que fue peor, por el número de muertos el bombardeo a la plaza de Mayo del 55 y que también está impune, porque tampoco nadie lo investigó porque también involucraba a un pedazo del estado mismo en su concreción. Ahora, por esas 85 víctimas, por las víctimas también del atentado a la Embajada de Israel, por la memoria, por la verdad, por la justicia que honró la Argentina en el caso de la dictadura, todos deberíamos hacernos mucho más carne de este reclamo. Los familiares que están cruzados por esos lobbys imperialistas, por esos lobbys macabros, tanto del Estado de Israel con su propio apartheid, en Palestina, como EEUU con su propio apartheid de los negros y pobres en su país, son víctimas en todos los casos… en todos los casos… los que compraron el lobby, los que se arrimaron más al poder político y los que se arrimaron menos.
Pero lo que empieza a emerger ahora, en historias como la de “Iosi” que destapó Miriam Lewin y que se hizo carne en un montón de gente en la Argentina a partir de la serie, lo que empieza a emerger también de empezar a conocer hasta qué punto esos lobbys distrajeron la verdadera búsqueda de justicia en estos 28 años, debería hacernos un poquitito más sensibles frente a esas personas que lo perdieron todo, que se les desgarró la vida para siempre y que ahora lo que están diciendo es muy claro, es muy nítido: es que así, como todos los gobiernos desde los años 90, desde el de Menem para acá, todos los gobiernos hicieron lo posible para que las víctimas y los familiares “crean” que estaban haciendo algo, “crean” que estaban haciendo algo.
En lo concreto, los sótanos siguen vigentes, siguen protegidos, siguen ahí y siguen marcando el límite de hasta dónde llega la democracia en un país como Argentina.
Alejandro Bercovich, periodista, Radio con Vos